Un encuentro que cambió su vida

La vida de Charles Haddon Spurgeon cambió radicalmente a los 15 años en una fría mañana de enero de 1850. Mientras caminaba en busca de una iglesia, una fuerte tormenta de nieve lo llevó a una pequeña capilla metodista en Colchester. Allí, un predicador humilde, sin mucha elocuencia pero con gran convicción, leyó Isaías 45:22:

“Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.”

Esas palabras atravesaron el corazón de Spurgeon. En ese momento, entendió que la salvación no dependía de sus esfuerzos, sino de mirar a Cristo con fe. Ese fue el inicio de un ministerio que cambiaría la historia del cristianismo.

El Príncipe de los Predicadores

Desde muy joven, Spurgeon comenzó a predicar con una pasión y claridad inigualables. A los 19 años, ya pastoreaba la iglesia New Park Street en Londres, que pronto creció hasta convertirse en el famoso Tabernáculo Metropolitano. Sus sermones atraían a miles de personas cada semana, y su influencia se extendió rápidamente.

Spurgeon no solo era un predicador poderoso, sino también un escritor prolífico. Sus sermones, libros y devocionales, como Lecturas Matutinas y Vespertinas, siguen inspirando a cristianos de todo el mundo. Fundó colegios bíblicos, orfanatos y fue un firme defensor de la verdad bíblica en tiempos de controversia.

Un Legado que Perdura

A pesar de las pruebas y enfermedades que enfrentó, Spurgeon nunca dejó de predicar el evangelio de la gracia. Su legado sigue vivo en la iglesia actual:

Predicación centrada en Cristo: Sus sermones siguen siendo una referencia para pastores y creyentes.

Fidelidad a la Palabra de Dios: Defendió la autoridad de las Escrituras en un tiempo de creciente liberalismo teológico.

Corazón por los necesitados: Su ministerio no solo se enfocó en la enseñanza, sino también en la acción social.

Hoy, más de un siglo después de su muerte, la voz de Charles Spurgeon sigue resonando. Su testimonio nos recuerda que una vida transformada por el evangelio puede impactar generaciones.


“Yo miré, hasta que casi pude haber mirado mis ojos fuera de sus órbitas; y en ese momento la nube se disipó, la oscuridad se apartó y vi el sol; y pude haberme levantado en ese instante y haber cantado con el más entusiasta de ellos acerca de la preciosa sangre de Cristo y la fe sencilla que mira solo a Él.”Charles Spurgeon